Objetivos Históricos del
Plan de la Patria:
I. Defender, expandir y
consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: La
Independencia Nacional.
Transcurre el Ciclo Bicentenario
de nuestra Independencia. Está nuestro tiempo cargado de la herencia heroica
que nos pertenece como pueblo y que llevamos en la sangre y en el alma. Estamos
nuevamente en batalla, con sueños concretados y por concretarse, en el marco
del proceso revolucionario bolivariano, en abierta lucha por terminar de recuperar
y consolidar la Independencia que habíamos perdido. Nos inspiran la resistencia
indígena, la rebeldía afrodescendiente, la gesta independentista, la Revolución
Federal, la Revolución Restauradora; nos inspiran Guaicaipuro, Tamanaco,
Terepaima, Andresote, José Leonardo Chirino, Francisco de Miranda, Simón
Rodríguez, Antonio José de Sucre, Ezequiel Zamora, Cipriano Castro. Y nuestro
máximo inspirador, nuestro mayor referente, es el Libertador Simón Bolívar.
Históricamente, las mutaciones
profundas de la Venezuela agroexportadora, claramente latifundista y
“semifeudal”, a la Venezuela petrolera, no generaron significativas
transformaciones en la manera de conducir los destinos de la Nación. Muy al
contrario: se profundizó la dependencia en detrimento de campesinos, obreros,
trabajadores y sectores populares. La dominación foránea, con una penetración
del capital sin precedentes con la llegada del “oro negro”, encontró la mesa
servida por gobiernos entreguistas de toda laya.
En ese contexto, nació la Venezuela
exportadora de petróleo: una factoría petrolera subordinada al modelo
consumista y belicista del imperialismo yanqui; nació un régimen capitalista,
represivo y neocolonial que hundió al noble y glorioso pueblo de Bolívar en la
más grande miseria material y moral.
Sólo la honrosa y valiente
resistencia de la mayoría patriótica del pueblo venezolano y su liderazgo
honesto, expresada en la lucha contra las dictaduras del siglo XX, en las
rebeliones civiles y militares de la década del sesenta, en la movilización
combativa de sucesivas generaciones de jóvenes estudiantes y en las grandes
rebeliones populares y militares del 27 de febrero de 1989, del 4 de febrero y
del 27 de noviembre de 1992, nos salvaron de una total destrucción como Nación
soberana.
El 6 de diciembre de 1998, la
Revolución Bolivariana, teniendo como base la conciencia y dignidad del pueblo,
inició el quiebre de la hegemonía neocolonial. Trece años de Revolución
Bolivariana, nos ha devuelto la Independencia política.
Venezuela hoy tiene un Gobierno
bolivariano, soberano, que no responde a los dictados del Imperio ni a los de
la burguesía alguna. Hoy tenemos un pueblo que se siente profundamente
orgulloso de sus raíces culturales e históricas, y estamos en pleno proceso de
recuperación del control de nuestras riquezas naturales y nuestros ingresos.
Es por ello que el primer gran
objetivo histórico, para el próximo periodo de gobierno bolivariano y
socialista, será defender y consolidar el bien más preciado que hemos logrado:
la Independencia política; reafirmar nuestra identidad nacional y nuestro americana,
así como seguir avanzando en el marco de una audaz geopolítica internacional
hacia nuestra plena independencia económica.
II.
Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI en Venezuela,
como alternativa al modelo salvaje del capitalismo y con ello asegurar la
“mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor
suma de felicidad”, para nuestro pueblo.
La
crisis que actualmente sufren los llamados países desarrollados es consecuencia
de los desequilibrios y contradicciones intrínsecas al sistema capitalista. La
voracidad por acumular cada vez mayor riqueza está originando no sólo la
destrucción irreversible del medio ambiente, sino la multiplicación de
incontables sufrimientos y penalidades sobre millones de seres humanos. Nunca
antes la humanidad había padecido una desigualdad tan atroz. Mientras tanto,
unas pocas personas y empresas monopolizan gigantescas fortunas creadas a
través de manipulaciones financieras y especulaciones desmedidas, a costa de la
miseria de la mayoría de la humanidad.
Los
hombres y mujeres que estamos construyendo la Revolución Bolivariana, desde el
principio hemos compartido esa convicción, anunciando que debemos marcar un
rumbo distinto, aprovechando las experiencias de otros países pero aprendiendo
de sus errores, partiendo de nuestros propios valores y asimilando las
enseñanzas del Padre Libertador y de los grandes pensadores nuestroamericanos.
En
el año 2004, la Revolución Bolivariana proclamó su carácter antiimperialista y
en el 2006 se definió como socialista. La prédica de la Revolución ha sido
continua: no queremos permanecer en el ámbito del capitalismo, es indispensable
que en Venezuela encarne el socialismo como el ancho y abierto camino hacia la
suprema felicidad social. Combatimos por una sociedad donde se realicen
plenamente los grandes valores del cristianismo.
En
el próximo período del Gobierno bolivariano y socialista seguiremos moldeando
un sistema de relaciones sociales de producción sustentado en los valores del
saber y el trabajo; al servicio de la satisfacción plena de las necesidades
humanas de nuestro pueblo: alimentación, agua, electricidad, vestido, vivienda
y hábitat, transporte, salud, educación, cultura, ciencia y tecnología.
Para
ello es determinante el desarrollo de la propiedad social sobre los factores y
medios de producción básicos y estratégicos que permita que todas las familias
y los ciudadanos y ciudadanas venezolanos y venezolanas ejerzan el pleno goce
de sus derechos económicos, sociales, políticos y culturales, logrando el vivir
bien.
Vamos
pues, en el próximo periodo a lograr el segundo gran objetivo histórico: seguir
construyendo y cimentando las bases del socialismo bolivariano del siglo XXI
para desmontar el inhumano, depredador y belicista sistema de acumulación
capitalista y trascender la lógica del capital que lo sustenta.
III.
Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo
político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que
garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra América.
La
próxima década, Venezuela debe consolidarse como país potencia en el plano
regional y universal. Los venezolanos y venezolanas debemos sentir, de manera
efectiva, que es un hecho real y tangible la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y
PROTAGÓNICA; y que, de forma sustantiva, se mantendrá el poder como forma de
lograr la soberanía de la Patria de manera irreversible.
Los
avances alcanzados por el proceso bolivariano deben servir de base para
continuar la consolidación del Poderío Político, visto como la consagración de
la restitución del poder al pueblo y del ejercicio pleno de la democracia
participativa, protagónica y socialista como sustento político de la Unidad
Nacional. Sólo por esta vía tendremos la fuerza necesaria para participar con
éxito en el complejo escenario mundial.
Para
avanzar y consolidar la democracia participativa y protagónica, se requiere
afianzar el valor de la vida humana y su defensa, desde un plano
fundamentalmente ético donde prive la solidaridad y el valor del ser por encima
del valor capitalista del tener para ser, de consumir para existir. Blindar la
ética en el ejercicio del poder es de suma importancia para constituir el
Poderío Moral de la Nación.
La
construcción del Poderío Económico de Venezuela como potencia energética,
agroalimentaria e industrial a futuro, obliga a consolidar los avances en
cuanto al desarrollo del marco normativo y de la política de inversiones
soberanas para que la riqueza nacional esté al servicio de la vida de nuestro
pueblo y de la construcción de un mundo de justicia y paz.
Igualmente
se requiere que la Nación, los soldados de la Patria con el respaldo de todo el
pueblo, siga incrementando el fortalecimiento del Poderío Militar de la Nación,
que es parte de la tarea vital de la defensa integral de nuestra Patria.
En
el próximo periodo del Gobierno bolivariano y socialista lograremos el gran
objetivo de desencadenar toda la potencia de la Patria de Simón Bolívar,
conformando un bloque histórico democrático y popular compuesto por la clase
trabajadora y sus capas profesionales, así como por los pequeños y medianos
productores del campo y la ciudad.
IV.
Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome
cuerpo mundo metacéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del
universo y garantizar la paz planetaria.
Conforme
al mandato del Libertador Simón Bolívar, la política exterior de la Revolución
Bolivariana desplegará todos sus esfuerzos para “obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra,
sea el escudo de nuestro nuevo destino”, esto es, un entorno
internacional que garantice la Independencia de la Patria para el pleno
despliegue de un proyecto nacional soberano.
Inspirada
en la visión de armonía que caracteriza la cosmogonía de nuestros pueblos
indígenas originarios, y en la concepción bolivariana de que la acción política
internacional debe tender a conformar el “equilibrio del universo”, la política
exterior de la Venezuela bolivariana impulsará la conformación de un mundo
pluripolar cuyo fin último es la preservación de una paz fundamentada en el
respeto y la soberanía de los pueblos.
Como
lo hemos expresado en diversos escenarios, ese mundo pluripolar estará
conformado por una multiplicidad
de polos de fuerza, agrupaciones de países para que haya más equilibrio
universal, para que haya más democracia universal, para que haya más igualdad
en el mundo.
En
el próximo periodo del Gobierno bolivariano y socialista, continuaremos
avanzando en esa imprescindible tarea para garantizar la paz del mundo, la paz
en Venezuela.
V.
Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la
especie humana.
En
este momento histórico, la República Bolivariana de Venezuela, de acuerdo con
los principios éticos del socialismo, alza la bandera de una lucha necesaria
para adoptar, en el ámbito nacional y en el ámbito global, un esfuerzo por
cambiar el modelo de desarrollo depredador que el capitalismo le ha impuesto al
mundo en los últimos tres siglos, mediante la amenazante extensión de la voraz
economía de mercado.
En
esta lucha, haremos todos los esfuerzos sensibles y bien dirigidos que haya que
hacer en función de revertir las causas y efectos de las devastadoras crisis
ambientales que atentan contra la posibilidad de vida del ser humano sobre el
planeta Tierra.
Para
ello serán necesarias acciones inmediatas y mediatas que permitan rescatar el
equilibrio de la tierra y apuntalar los procesos económicos productivos del ser
humano, sobre la base del respeto de los ciclos de la tierra y de sus procesos
regenerativos, mediante el establecimiento de una relación distinta de los
humanos con la naturaleza.
Este
nuevo modelo alternativo de desarrollo socialista requiere un rol protagónico
de hombres y mujeres con los nuevos valores del vivir bien que apoyen una
economía ecológica y socialmente sustentable. Esto solo será posible desde el
socialismo como única alternativa al modelo depredador capitalista que ya ha
fracasado.
Este
nuevo modelo verdaderamente cumplirá con el mandato que surgió de la Cumbre de
la Tierra del año 1992: satisfacer nuestras necesidades actuales sin poner en
riesgo, ni amenazar, la capacidad de satisfacción de las necesidades de las
generaciones futuras.
Nuestro
país luchará en aquellos temas sensibles en materia ambiental en todos los
ámbitos (nacional, regional y multilateral) con especial énfasis en la lucha
contra el cambio climático, la transformación de los modelos de producción y de
consumo insostenibles y la defensa de un nuevo modelo de desarrollo social,
ecológico y socialista, como la única alternativa planetaria para garantizar la
vida.
En este contexto, se
impulsará complementariamente, en el seno de la Organización de las Naciones
Unidas, la construcción de la “Nueva Arquitectura Ética Social Internacional”
que, permita definir la nueva Agenda internacional para el Desarrollo Humano y
el Desarrollo Sostenible